La policía turca dispersó con gases lacrimógenos a cientos de manifestantes en el centro de Ankara, en el marco de un amplio movimiento de contestación que ya dura once días contra el régimen islamista conservador del primer ministro Recep Tayyip Erdogan.

Los efectivos rodearon la avenida Tunali Hilmi, bloqueada por barricadas, pero hasta el momento al margen de los enfrentamientos que salpican las noches de Ankara, obligando a los restaurantes de los alrededores a cerrar sus puertas con sus clientes en el interior, para escapar a los gases lacrimógenos.

La mayoría de los manifestantes huyeron después de dos cargas policiales.

Estos enfrentamientos se producen después de que el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, hiciera un primer gesto concreto este lunes para acabar con la grave crisis que sacude Turquía, al aceptar reunirse el miércoles con los representantes de los manifestantes que exigen su dimisión.

El viceprimer ministro, Bulent Arinç, que anunció la reunión tras un consejo de ministros, mantuvo un tono firme al indicar que “las manifestaciones ilegales no serán toleradas en Turquía”, sin proporcionar más detalles.